Empresas sin trabajadores y trabajadores sin empresa.

En España no existe la gran dimisión, ha asegurado en reiteradas ocasiones la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Así es cómo se ha llamado en Estados Unidos al fenómeno por el cual más de cuatro millones de trabajadores en ese país han dejado sus trabajos tras las pandemia para vivir de los ahorros acumulados durante la crisis o aprovechar las ayudas públicas, y por estar muy descontentos con sus empleos.

Es cierto que en España no se ha producido esta gran renuncia, como también se conoce este fenómeno estadounidense, pero muchas empresas del mercado español sufren la misma consecuencia: la falta de trabajadores para sus puestos. Así, los últimos datos oficiales de la oficina de estadística europea (Eurostat) indican que a finales del pasado año y en este primer trimestre, casi un 1% de los puestos que se ofrecen no pueden cubrirse por no encontrar los empleados para ello. Esto equivaldría a más de 109.000 vacantes. A pesar de que España es de los países europeos con menos vacantes, es el que registra la mayor paradoja de contar con numerosos puestos sin cubrir a pesar de tener tres millones de desempleados registrados, lo que supone una de las tasas de paro más elevadas de la UE (13,65%).

Es más, si se desciende al terreno práctico, en el día a día de la intermediación laboral el porcentaje de vacantes es mucho mayor. Según un cálculo de la multinacional de recursos humanos Adecco, la cantidad de puestos que se quedan sin cubrir se eleva al 9% y ocho de cada diez empresas (el 80%) reconocen tener dificultades para encontrar a los trabajadores que buscan. Este último porcentaje se ha disparado más de 30 puntos en los últimos cinco años.

Ante esta situación, la ministra de Trabajo ha convocado hoy a la patronal y los sindicatos para analizar dónde se producen estas vancantes que no se cubren y los motivos por los que ocurre este fenómeno en España, con el objetivo de buscar soluciones en el diálogo social.

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