España incide en defectos recurrentes.

La selección española viajó de Praga a Ginebra con una larga lista de deberes por resolver. El combinado de Luis Enrique rescató a última hora un empate frente a la República Checa en un partido en el que el bloque del preparador asturiano incidió en defectos recurrentes que no termina de superar. Por encima del resultado, que la mantiene con todas las opciones abiertas dentro de esta Liga de Naciones, a dos puntos del combinado centroeuropeo y de Portugal, colíderes de grupo tras la goleada de los lusos a Suiza (4-0) con un doblete de Cristiano Ronaldo, el aspecto más preocupante que arrojó el envite disputado en el Sinobo Stadium fue que sirvió para avivar las dudas que viene transmitiendo La Roja frente a rivales ultradefensivos que son capaces de hacerle daño con muy poco.

El combinado nacional alcanzó el descanso del choque celebrado en el recinto del Slavia de Praga con un 73% de posesión que apenas se tradujo en tres disparos, aunque solo uno de ellos a puerta, el que significó el gol de un Gavi que volvió a demostrar una extraordinaria capacidad para tirar del carro a sus 17 años. En la segunda parte, elevó su cuenta de remates a un total de doce, cuatro veces más de los que efectuaron los checos, manteniendo su porcentaje en cuanto al dominio de la pelota y triplicando el número de ataques de su oponente en el cómputo del duelo. Pero tres incursiones fugaces de los centroeuropeos les bastaron para firmar las tablas. Dos acabaron en el fondo de la portería de Unai Simón. La otra la malogró Kutcha cruzando demasiado el golpeo cuando estaba mano a mano con el cancerbero del Athletic.

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