La Comunidad de Madrid ha intensificado la supervisión de más de 65,000 hectáreas de pinares para detectar la presencia de la oruga procesionaria, una especie peligrosa para perros y menores.
Los forestales madrileños evalúan la propagación de estos insectos, que este año se ha visto agravada por las condiciones climáticas favorables a su reproducción.
Expertos advierten sobre los riesgos para la salud y ofrecen recomendaciones para evitar el contacto con los nidos y las orugas.
El repunte de las poblaciones de oruga procesionaria en la región se atribuye a otoños cálidos y secos, favoreciendo su reproducción y causando daños significativos en las masas forestales.
Se insta a los ciudadanos a evitar el contacto con los nidos y orugas, ya que sus pelos urticantes pueden provocar reacciones alérgicas graves.
Además, se recomienda precaución al pasear por áreas afectadas, especialmente con mascotas y niños, para prevenir riesgos de salud y asegurar atención veterinaria inmediata en caso de ingestión accidental.
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