El astronauta estadounidense Jim Lovell, comandante de la famosa misión lunar Apolo 13, que estuvo a punto de convertirse en una catástrofe en 1970 tras una explosión en vuelo, falleció a los 97 años, según ha anunciado la NASA este viernes.
“La NASA presenta sus condolencias a la familia del capitán Jim Lovell, cuya vida y obra han inspirado a millones de personas a lo largo de las décadas”, ha declarado la agencia espacial en un comunicado, destacando su “carácter y valentía inquebrantables” que permitieron a Estados Unidos “alcanzar la Luna”.
La misión Apolo 13 tuvo lugar nueve meses después de que Neil Armstrong se convirtiera en el primer hombre en caminar sobre la luna durante la misión Apolo 11, el 20 de julio de 1969.
Un viaje lleno de incidentes
Antes del lanzamiento el 11 de abril de 1970, el piloto del módulo lunar de reserva expuso inadvertidamente a la tripulación al sarampión alemán, pero Lovell y Haise eran inmunes. Ken Mattingly, piloto del módulo de mando, no tenía inmunidad y fue reemplazado a último momento por el novato Swigert.
Los primeros dos días transcurrieron sin problemas, pero justo después de una transmisión televisiva en la que mostraron cómo vivían en el espacio, un cable expuesto en un tanque de oxígeno provocó una explosión que dañó gravemente la nave a 320.000 km de la Tierra.
El accidente no solo arruinó sus posibilidades de alunizar, sino que puso en riesgo sus vidas. Swigert comunicó a Houston la famosa frase: “Houston, hemos tenido un problema”.
Soportaron un frío extremo y racionaron el agua y la comida
Con la pérdida de energía, los astronautas abandonaron el módulo de mando y se refugiaron en el módulo lunar, diseñado para dos personas, que usaron como bote salvavidas durante la angustiosa travesía de regreso. Apagaron los sistemas eléctricos para ahorrar energía, soportaron frío extremo, racionaron agua y comida, y debieron improvisar un filtro para eliminar el dióxido de carbono que podía resultar mortal.
Lovell recordó que aunque sabían que estaban en graves problemas, nunca perdieron la esperanza. La misión terminó con un giro alrededor de la luna y el amerizaje en el Pacífico cerca de Samoa el 17 de abril de 1970.
Nunca volvió a caminar sobre la luna; el Apolo 13 fue su cuarta y última misión espacial. Antes participó en Gemini 7 (1965), Gemini 12 (1966) y Apolo 8 (1968), la primera misión en orbitar la luna.
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