El pacto de Estado contra el cambio climático

Pedro Sánchez volvió a insistir en la necesidad de aprobar un “gran pacto de Estado” contra el cambio climático. “No solo se trata de responder ante los incendios y las danas, sino de preparar a los territorios para que estemos provistos de herramientas y que el impacto de estas emergencias sea menor. ¿Por qué no hacemos de la emergencia climática una política de Estado? Tenemos que trascender las legislaturas”, dijo el presidente del Gobierno en Jarilla (Cáceres), en unas declaraciones similares a las del pasado domingo en Ourense, cuando decidió reaparecer y visitar por vez primera una zona castigada por los brutales fuegos de las dos últimas semanas.

La idea con la que trabaja la Moncloa consiste en mantener en septiembre encuentros con científicos, empresarios, sindicatos, autonomías, ayuntamientos y grupos parlamentarios para trasladarles el contenido de esta iniciativa, que por el momento carece de concreción, y negociarla con todos ellos. Pero el pacto parece haber pinchado en hueso nada más ser un embrión.

El PP, sin cuyo concurso el acuerdo nunca se podría denominar “de Estado” porque gobierna la mayoría de comunidades y grandes municipios, ya ha dejado claro que no quiere tener nada que ver. La propuesta, dijo el lunes la portavoz de los conservadores en el Congreso de los Diputados, Ester Muñoz, es una “cortina de humo” con la que el jefe del Ejecutivo “pretende ideologizar, confrontar y polarizar a la sociedad española”. Pero la toma de distancia, si bien con un tono mucho menos crítico, también se extiende a la mayoría de socios del PSOE, incluyendo a Sumar, miembro minoritario de la coalición.

Una coyuntura adversa

En la Moncloa atribuyen esta frialdad de los aliados a factores coyunturales. En estos momentos de incendios de una virulencia sin apenas precedentes, los más graves en tres décadas, con cuatro muertos, unas 30.000 personas evacuadas y casi 400.000 hectáreas quemadas en toda España (con Galicia y Castilla y León como territorios más castigados), ningún partido político “quiere ser noticia” por nada que “tenga que ver” con el fuego, interpretan en el entorno de Sánchez. Ni siquiera, añaden, ante una iniciativa “positiva” como esta. Pero las mismas fuentes anticipan que cuando las llamas remitan, la actitud cambiará “sin duda” porque todos los partidos que hicieron posible hace dos años la investidura del líder socialista “apoyan” la lucha contra el cambio climático.

Aun así, el Gobierno reconoce que casi todo aquí pasa por el partido de Alberto Núñez Feijóo. “El principal pacto tiene que ser con el PP, porque se trata de que las comunidades se involucren”, explican en la Moncloa, donde todavía no han tirado la toalla. Creen posible que los conservadores acaben sumándose. La esperanza se sitúa en la presión que puedan ejercer sobre Feijóo los mandatarios autonómicos del PP, que según su relato deberían ser los primeros interesados en que un acuerdo de este tipo salga adelante. La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, participó este martes junto a Sánchez en la visita al puesto de mando en Jarilla (Cáceres), y escuchó cómo el presidente del Gobierno hablaba del pacto de Estado. Pero se trató de una comparecencia sin preguntas, muy habitual en los últimos tiempos, y no pudo ser interrogada por la propuesta del jefe del Ejecutivo.

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