Según ha desvelado este martes el operador del sistema gasista Enagás en la presentación de resultados del primer trimestre de este año. Los dos tubos que unen ambos países, el Larrau–Alçay y el Irún–Biriatou, tienen una capacidad conjunta de 7.000 millones de metros cúbicos (7bcm) al año, lo que equivale a siete barcos de gas natural licuado (GNL) al mes. Tras la invasión rusa en Ucrania, los flujos entre España y Francia se han incrementado y en las últimas dos semanas habrían alcanzado los cerca de 225 gigavatios-hora al día que tienen de capacidad máxima.
Las exportaciones a través de las interconexiones con Francia en el primer trimestre de año se han incrementado un 135% con respecto al mismo periodo del año 2021, alcanzando 1,3 terabatios-hora, según las cifras de Enagás. Así, a finales del mes de marzo, los dos tubos exportaron el 40% de su capacidad máxima, según las cifras recogidas por el operador del sistema gasista en su informe mensual. Pero ha sido en las últimas semanas cuando la actividad de los dos gasoductos se ha disparado hasta operar a su máxima capacidad, según ha desvelado el consejero delegado de Enagás, Gonzalo Aizpiri.
El consejero delegado de la compañía ha confirmado esta situación durante la conferencia de analistas tras ser preguntado por la posición de Francia respecto a una tercera interconexión entre ambos países, planteada hace unos años bajo el nombre de MidCat, con la que se preveía duplicar la capacidad de interconexión actual, pero que se descartó por el bajo interés comercial de entonces y lo costoso de su construcción. La invasión rusa de Ucrania ha dado un giro a esta situación resucitando el interés por este gasoducto como una de las fórmulas para que Europa pueda dejar de depender del gas de Rusia.
Europa importa un total de 155.000 millones de metros cúbicos de gas natural de Rusia. Y España es uno de los países con mejor situación, a la baja dependencia de esta materia prima, se suma su elevada capacidad de regasificación (terminales para convertir el GNL que llega en barco en gas natural) con casi un tercio del total de regasificadoras que hay en Europa.
“Si Europa quiere poder prescindir del gas ruso, tiene que recurrir a todos los recursos a su alcance y en la Península Ibérica podemos traer gas de cualquier rincón del mundo”, ha asegurado el nuevo consejero delegado de Enagás. “Hace unos años pudo ponerse en duda el interés comercial de una interconexión que estaba pensándose para un propósito distinto, el de enviar gas del norte al sur (ambos tubos se solían usar para importar gas, para hacerse una idea, en 2021 España importó 20.217 gigavatios-hora y exportó 13.727 gigavatios-hora), pero ahora España tiene capacidad excedentaria de regasificación en nuestras seis plantas”, ha indicado Aizpiri.
Es en este contexto, en el que el operador gasista español ha avanzado que trabaja con el francés (Térega) en una tercera interconexión entre ambos países. “Estamos trabajando con Térega para una tercera interconexión España-Francia y con el operador portugués para una tercera interconexión con Portugal en el marco del Repower EU que se va a remitir a la Comisión Europea. Durante años las dos conexiones con Francia han tenido balances neto poco relevantes, pero desde que empezó la invasión de Ucrania se ha incrementado el flujo del sur al norte hasta el punto de que llevamos unas semanas con las dos interconexiones funcionando a plena capacidad”, ha expresado Aizpiri.
El consejero delegado de Enagás ha coincidido con el Gobierno en que esta futura interconexión con Francia debiera ser una infraestructura que sirva para transportar hidrógeno y que no sea pagada por los consumidores españoles. “No tendría sentido que la pagaran los consumidores españoles, habrá que ver quiénes serán los consumidores finales y por tanto la propia Comisión Europea tendrá que ver cómo se vehicula”, ha concluido. “De lo que se trata es de que los gobiernos marquen las reglas del juego a los reguladores”, ha añadido.
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