Banco de España mejora dos décimas, hasta el 2,6%, la previsión de crecimiento para España

La economía española tuvo un comportamiento “más favorable del previsto” en el segundo trimestre y su ritmo de crecimiento se mantuvo “robusto” durante los meses de verano, lo que ha llevado al Banco de España a elevar en dos décimas la previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para este año, hasta el 2,6%. Pese a ello, ha advertido el supervisor, nuestro país encara un escenario “algo más adverso” en los próximos meses, por lo que ha decidido dejar sin cambios sus proyecciones para 2026 y 2027.

“La economía española continúa mostrando una notable capacidad de resiliencia en el actual contexto internacional”, ha destacado el organismo que dirige José Luis Escrivá, en un nuevo informe de previsiones publicado este martes, en el que destaca el “dinamismo” que están mostrando tanto el consumo privado como la inversión, variables que compensan “la sorpresa a la baja registrada por el consumo público y la aportación de la demanda externa”.

El escenario dibujado por el Banco de España se sitúa en línea con el proyectado por el Gobierno, que este martes ha revisado una décima al alza la previsión de crecimiento para este año hasta el 2,7%.

Sin cambios para 2026 y 2027

Así, después de rebajar en junio la previsión de crecimiento para este año en tres décimas —al 2,4%— por la guerra comercial, el Banco de España ha decidido volver al punto de partida tras el repunte del 0,7% registrado en el segundo trimestre (cinco décimas por encima que la media europea) y el crecimiento de entre el 0,6% y el 0,7% que se espera entre julio y septiembre, cuyos datos oficiales se esperan en octubre.

Este “destacado comportamiento” de la actividad económica en los últimos meses, explica el supervisor, implica un ajuste al alza de tres décimas en la tasa de crecimiento del PIB del conjunto del año. Sin embargo, el encarecimiento de los precios de la energía y la apreciación del tipo de cambio dibuja un escenario “ligeramente más adverso que en junio” y resta una décima a la actividad de 2025. Esto deja en dos décimas más, hasta el 2,6%, la nueva previsión de crecimiento para este año.

Por su parte, se mantienen sin cambios las tasas de crecimiento proyectadas en 2026 y 2027 —que alcanzarían el 1,8% y el 1,7%, respectivamente. En este caso, el organismo prevé una ligera revisión al alza en 2026 por el efecto arrastre del mayor crecimiento proyectado este año, si bien se compensa con una revisión a la baja por el efecto de un empeoramiento en el entorno exterior.

Y es que, según recuerda el supervisor, la guerra arancelaria y el entorno de elevada incertidumbre han mostrado “signos de una gradual atenuación” durante los últimos meses tras los acuerdos alcanzados por Estados Unidos con algunos de sus principales socios comerciales. En el caso de la UE, el pacto establece un arancel mínimo general del 15%, con excepciones en algunos productos.

En el caso de España, su exposición comercial directa a Estados Unidos es limitada y menor que la de otras grandes economías de la Unión Europea. No obstante, sí ha visto incrementado de forma notable estos gravámenes, tal como apunta el informe: el nivel del arancel efectivo ha pasado del 2,5% en 2024, a superar el 10% en junio y el 17% en septiembre, siendo ya más alto que en Francia, Alemania, Italia o la media de la zona euro.

Prevé una tasa de inflación del 2,5% este año

En lo que respecta a la inflación, el Banco de España estima en su informe una tasa promedio del 2,5% para este año, una décima superior a la prevista en junio. “Esta ligera revisión responde al encarecimiento de los precios de la energía y, en menor medida, de los alimentos, que se ha visto compensado parcialmente por un crecimiento de los precios de los servicios algo inferior al previsto”, ha explicado, lo que a su juicio obedece en parte a la introducción en julio del nuevo sistema tarifario del transporte público.

Cabe recordar que el Índice de Precios de Consumo (IPC) rompió en agosto con una racha de dos meses de subidas, manteniéndose en el 2,7% gracias al buen comportamiento de los alimentos y la electricidad, que compensó la subida de los carburantes en un mes marcado por las vacaciones de verano.

De cara al resto del horizonte de proyección, y en línea con lo previsto en junio, el supervisor anticipa una desaceleración de la tasa de inflación, hasta el 1,7%, en 2026 y un repunte, hasta el 2,4%, en 2027, resultado “principalmente de la introducción de un nuevo régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea”.

El propio Escrivá anticipó la pasada semana en una entrevista en Las Mañanas de RNE entre dos y tres años de inflación estable: “El 2% es la cifra mágica”, apuntó, en referencia al objetivo que marca el Banco Central Europeo (BCE) de estabilidad en los precios.

El déficit público y la deuda seguirán bajando

El informe también analiza el estado de las cuentas públicas. Según el Banco de España, los ingresos continúan evolucionando de manera “muy positiva” (con información hasta mayo, se estima un aumento interanual del 6,6%), lo que sería “coherente” con una reducción del déficit público para el conjunto del año, hasta situarse por debajo del objetivo del Gobierno del 2,8% del PIB.

En concreto, la previsión de déficit público para este año se revisa a la baja en tres décimas, hasta el 2,5% del PIB. Esta mejora se traslada igualmente a los años 2026 y 2027, en los que en ambos casos se espera un saldo deficitario de las cuentas públicas del 2,3% del PIB.

A su vez, la ratio de deuda pública se reduciría marginalmente, desde el 101,8% del PIB en 2024 al 100,7% a finales de este año y al 100% en 2027.

Riesgos en los mercados financieros internacionales

Pese a la mejora de las expectativas, el supervisor contempla algunos riesgos en torno al escenario presentado en su informe. Eso sí, se consideran orientados a la baja en lo que respecta a la actividad, mientras que se mantienen equilibrados en relación con la inflación.

En el terreno internacional, el Banco de España cree que “no puede descartarse un eventual deterioro del contexto externo o que dicha incertidumbre tenga un impacto más adverso que el observado hasta ahora”, pese a que la economía española “ha logrado sortear hasta el momento” el complejo entorno internacional y el elevado grado de incertidumbre que rodea a las políticas económicas.

“Se siguen advirtiendo valoraciones elevadas de los activos financieros con riesgo en los mercados internacionales —en particular en la renta variable de Estados Unidos y, especialmente, en el sector tecnológico—, de modo que una corrección abrupta de estas valoraciones podría endurecer las condiciones financieras y lastrar la actividad a escala global y, por ende, reducir el crecimiento de la economía española”, ha alertado.

Por otra parte, en el ámbito interno, el organismo ha destacado el repunte reciente de los costes laborales unitarios, “incremento que podría dificultar la continuación del proceso de desinflación y afectar a la competitividad de nuestra economía”.

En este sentido, ha considerado preciso monitorizar la evolución de la productividad, que muestra signos de debilitamiento en 2025; y la remuneración por asalariado, en un contexto en el que los salarios negociados han experimentado un repunte y la incertidumbre sobre su evolución futura es más elevada, al no existir aún un acuerdo entre los agentes sociales de cara a los próximos años.

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