La paliza a un vecino de 68 años de Torre Pacheco del pasado miércoles, por la que han sido detenidos tres jóvenes marroquíes, ha originado unos disturbios racistas en la localidad murciana durante los últimos días, en los que jóvenes ultra han llamado a la “cacería” de migrantes a través de las redes sociales. Estos altercados protagonizados entre jóvenes españoles -hijos de españoles- y jóvenes españoles -hijos de migrantes-, por los que ya hay 13 detenidos, han avivado las brasas del debate sobre el “problema de identidad de la segunda generación” de migrantes.
Kautar Jiménez es una joven española de 25 años de madre marroquí y padre español que vive en Granada. Para ella, las imágenes vistas las últimas noches Torre Pacheco son “una aberración que demuestra graves problemas de tolerancia a distintas nacionalidades”. Como joven nacida de una familia “mixta”, asegura que criarse entre dos culturas es “riqueza”, al tiempo que admite que también ha sufrido “crisis de identidad y fases de negación”, como por ejemplo renegar de su propio nombre. “Es bastante común que los hijos de parejas mixtas, sobre todo en la época de la infancia o adolescencia, tengamos una crisis de identidad. Al final eres un mix de las dos culturas. Yo, por ejemplo, celebro la Navidad, pero también hago Ramadán”.
Según denuncia, “todo hijo de migrante ha sufrido algún tipo de discriminación, sobre todo en el colegio o en el médico. Cuando era pequeña, mis compañeros de clase me llamaban ‘mora de mierda’ y me decían ‘vete a tu país’. ¿A qué país me voy a ir, si he nacido en España?“, se pregunta, al tiempo que asegura que se sienten “muy incomprendidos”.
Esta joven, que trabaja como trabajadora social y mediadora en la Asociación Marroquí para la Integración y se licenció en la Universidad de La Laguna, lamenta que los hijos de parejas migrantes o mixtas “seguimos arrastrando los retos que tienen nuestros padres” y que “queda mucho por avanzar”, pues se sigue sufriendo discriminación laboral, en el acceso a la vivienda, en los centros educativos o médicos. “Al hablar con un propietario para alquilar una vivienda, en el momento en que le dé mi documentación y vea que me llamo Kautar, que mi primer apellido es Jiménez, pero el segundo es árabe, hay reticencias”, dice en perfecto español. “Lo diferente no se toma como positivo, sino negativo”, añade.
“Yo me siento española, pero también me siento marroquí y eso no tiene nada de malo, ni creo que las personas marroquíes sean malas, ni creo que los españoles sean malos. Creo que las personas pueden tener conductas equivocadas, pero eso entra dentro del conjunto de todas las nacionalidades“, termina.
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