Salvo sorpresa de última hora, los asalariados españoles están abocados a sufrir la mayor devaluación de sus sueldos de la historia reciente de España. Con unos precios del consumo que permanecerán un 10% por encima que los niveles registrados el año pasado al menos hasta julio y unos salarios que crecen a paso de tortuga, la capacidad de compra de los españoles se verá mermada de manera severa.
Si se cumplen los augurios del Banco de España -que estima que 2022 cerrará con una inflación promedio del 7,6%- y, además, los sueldos crecen por debajo del 4% este año (actualmente las subidas promedian un 2,4%), los asalariados españoles sufrirán la mayor pérdida de poder adquisitivo en casi 40 años.
Para encontrar un desfase tan grande entre salarios y precios en un solo año habría que remontarse a 1984. Entonces, el Índice de Precios de Consumo (IPC) se alzó hasta el 11,3%, mientras que los salarios se revalorizaron un 7,8%, una diferencia de 3,5 puntos porcentuales.
Si la tendencia en lo que llevamos de año -9,8% de IPC en marzo y subidas salariales por convenio del 2,4%- no revierte, la brecha entre sueldos y precios podría ser bastante mayor. No obstante, es de esperar que la inflación comience a moderarse a partir de julio y que los salarios se revaloricen algo más según vaya avanzando el año.
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